El diálogo interno son esas conversaciones que tenemos con nosotros mismos a lo largo del día, que nos hacen decidir y reflexionar. Este diálogo puede ser constructivo o destructivo, dependiendo de la naturaleza positiva o negativa que traiga este proceso mental, esto puede traer consecuencias para nuestras emociones y entorno. Es por ello que en este artículo vamos a compartir 7 consejos para controlar nuestro diálogo interno y usarlo a nuestro favor. 

Analizarnos para comprender la situación

En primer lugar, es necesario realizar un proceso de análisis para conocer cuáles son los pensamientos que se repiten con mayor frecuencia y determinar la raíz de en qué situaciones aparecen: cuando estamos en soledad, en momentos de ira, en actividades de estrés, cuando nos enamoramos, en salidas felices, en fin. Anotar aquellos pensamientos que son recurrentes o tener consciencia de ellos permitirá conocer la mentalidad dominante y se podrá identificar que se puede cambiar o mejorar.

Identificar los patrones repetitivos

Una vez realizado el análisis podremos identificar más fácilmente aquellos patrones que se repiten a lo largo del día, ya que es posible que se deban a asuntos inconclusos, inquietudes, ansiedad o cualquier otra situación que nos cause preocupación y el diálogo interno nos está enviando mensajes de esta manera para que les prestemos atención. Al identificar estos patrones se pueden determinar cuáles son las situaciones que se deben resolver para volver a la calma.

Modificar el mensaje

Cuando se trata de pensamientos recurrentes negativos (asociados a eventos particulares), hay que resolver estos asuntos para poder despejar la mente y que las preocupaciones disminuyan. Igualmente, si se trata de sentimientos hacia una persona hay que canalizar esas emociones y enfocar el tiempo dedicado a estos pensamientos hacia otros aspectos que sean beneficiosos para nosotros.

Cambiar lo negativo a positivo

Muchas veces puede resultar difícil hacer este cambio dependiendo de la situación, pero debemos pensar “fuera de la caja” y tratar de enfocar nuestros pensamientos desde otra óptica, en vez de pensar “¿Qué hice para merecer esto?” puedo decirme a mi mismo “¿Qué puedo hacer para cambiar esta situación?” como vimos en nuestro artículo anterior titulado Cómo detectar las opiniones internas o creencias que frenan nuestro éxito

No juzgarse tan duramente

Cuando enfrentamos una situación donde nuestro desempeño no estuvo al nivel esperado o atravesamos una decepción, tendemos a ser muy duros con nosotros mismos, pensando si no dimos el mayor esfuerzo o si nuestras capacidades no fueron suficientes. Debemos alejar este tipo de pensamientos y enfocarnos en la manera en que podemos mejorar para una próxima oportunidad, capacitarnos adecuadamente y aprender de los errores sin martirizarnos por ellos.

Creer en nosotros mismos

Lograr una fortaleza emocional puede ser un camino que lleva tiempo recorrer, aprender que a pesar de los elementos externos que nos afecten debemos mantenernos centrados y enfocados en nuestras metas, confiar en nuestro potencial y ser capaces de identificar a tiempo esos pensamientos negativos que puedan afectar nuestra confianza.

Trabajar continuamente en mejorar y controlar

Mejorar el diálogo interno y aprender a controlarlo es fundamental para mejorar la relación con nosotros mismos, ya que al equilibrar los continuos mensajes que nos enviamos, o silenciarlos incluso, se puede lograr una mejor sintonía con nuestras emociones y acciones, enfocándonos de mejor manera con nuestro entorno sin esas limitaciones mentales que en muchos casos, son el motivo de no alcanzar nuestras metas.

¿Qué opinas sobre este tema? ¿Tienes dialogo interno positivo o negativo?

Si tienes alguna duda o consulta puedes contactarte con nosotros o escribir tu consulta en la parte de abajo (sección comentarios).

Imagen de DanaTentis vía Pixabay.com bajo licencia creative commons.


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