El término procrastinar es definido como la acción, costumbre o hábito de aplazar o retrasar las actividades que deben realizarse para cumplir con algún objetivo; últimamente, se ha vuelto un término muy conocido y estudiado desde el ámbito de la psicología, debido a que se ha vuelto una costumbre la postergación de proyectos o actividades en personas de diferentes edades.
Es importante saber que procrastinar es un enemigo de la productividad y del alcance del éxito; en casos muy extremos se puede desarrollar cierta “dependencia” a otras actividades o elementos externos que nos “desvían del camino” como por ejemplo el uso de dispositivos móviles, los cuales permiten evadir (ya sea de forma consciente o inconsciente) las actividades importantes que deben realizarse, los motivos de esta actitud suelen ser varios y depende de cada situación. Sin embargo, debemos estar muy atentos para trabajar en esta deficiencia y evitar que se convierta en un caso agudo. A continuación compartiremos algunos consejos que serán de gran ayuda para dejar de procrastinar:
Tener rutinas favorables
El contar con hábitos o rutinas que se adecuen al estilo de vida y gustos de cada persona es de gran ayuda e importancia, ya que esto permite que las actividades o tareas se realicen de una manera armoniosa y agradable, sin ser vistas como una obligación que debe cumplirse sin empeño para terminarlas de manera rápida y luego poder hacer otras actividades.
Cuando se decide emprender es necesario que las metas o hábitos se ajusten a las cosas que se quieren lograr, que estén acorde a las habilidades de cada quien y que sea posible cumplirlas; de cierta forma se debe crear un balance entre, las rutinas para lograr el éxito y las actividades recreativas ya que ambas son necesarias.
Objetivos claros y planificados
Para evitar procrastinar se deben tener objetivos o metas clara y específicas, que describan dónde, cuándo y cómo se van a lograr, que sean medibles y alcanzables, que las personas cuenten con el potencial y habilidades para conseguirlas, además de ser de “tiempo limitado”.
Al tener objetivos claros a corto, mediano y largo plazo se logra obtener una mejor planificación y organización de los mismos, lo cual al final permitirá mantener una rutina favorable que lleve al éxito y evitará que surja la postergación de actividades; es imprescindible tener en cuenta que la mayoría de las personas suelen procrastinar en ocasiones, sin embargo, lo grave es cuando se hace de manera regular y causa un atraso notorio en nuestras metas y objetivos.
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